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Deterioro ambiental

Turismo y residuos en las Islas Maldivas

Uno de los problemas ambientales más preocupantes es la cantidad de residuos que el turismo genera allá donde aflora; y la gestión de estos residuos. Cuando el destino es una isla, debido a la escasa extensión territorial, el problema se agrava.

En las Islas Maldivas, un paraíso turístico de playas infinitas, aguas cristalinas, arena fina y unidades de alojamiento flotantes sobre el mar, se ha dejado sin explotación turística (ni explotación comercial de ningún tipo) una de sus islas, Thilafushi, para que su función sea la de actuar como vertedero de sus hermanas. De hecho, existen unos «buques de residuos» (así se conocen) con los que los trabajadores de resorts transportan a esta isla vertedero los desperdicios ocasionados.

Mientras en los folletos de viaje se vende como un destino excelente y paradisíaco, la realidad es que el impacto ambiental de los resorts turísticos va mucho más allá de lo que el turista imagina en sus soñadas vacaciones. La cara A y la cara B de ese turismo de ensueño, como se puede ver en la imagen de esta ficha, porque para que funcione lo primero, hay que sacrificar lo segundo…

Esto lleva cerca de tres décadas ocurriendo, desde que en 1992 se decidiese sustituir la isla de coral de Thilafushi por una isla basura. Y desde hace aproximadamente diez años, el gobierno local solicita que los residuos sean trasladados y tratados en la India. Pero lo real es que solo se ha derivado una parte muy pequeña de la gestión y que durante estos últimos años se ha criticado muy duramente esta situación por distintos canales (noticias, reportajes, artículos de opinión) y desde distintos países (España, Alemania, Estados Unidos, Latinoamérica…) llegando a declarar la situación de Thilafushi como de «emergencia climática».

En Maldivas se van haciendo evaluaciones del impacto ambiental cada cierto tiempo y se proponen distintas soluciones, pero son insuficientes, porque el problema está muy lejos de mermar o desaparecer. No obstante, cabría destacar el trabajo de investigación llevado a cabo en 2016 por Kapmeier (Universidad de Reutlingen, Alemania) y Goncalves (Universidad de Lugano, Suiza & Escuela de Administración y Dirección de Empresas de Massachusetts, EEUU) denominado Paraíso perdido. Imaginando las Maldivas sin la isla basura de Thilafushi, en el que hacen un análisis cuantitativo de la situación y mediante la dinámica de sistemas aplicada a la gestión de residuos, han podido probar, con simuladores, diversas estrategias para proponer ideas al gobierno de Maldivas sobre cómo resolver mejor el problema de los residuos.

Por último añadir que además de la situación ambiental que provoca y del peligro para la salud de los locales que supone esta situación, lo cierto es que ya hay en marcha iniciativas privadas de resorts de lujo con una filosofía de empresa basada en la autogestión de residuos y la construcción de su infraestructura hotelera con materiales reciclados, incorporando en su plantilla a locales y biólogos marinos preocupados por la preservación de los ecosistemas maldivos. Un primer paso hacia la sostenibilidad turística…

Hallsttatt, turismo masivo en los Alpes austriacos

Hallsttatt, en Austria, es un pueblo de postal. Está ubicado entre Salzburgo y Graz, en el distrito de los lagos de Austria Salzkammergut. Considerado como el asentamiento aun habitado, más antiguo de Europa, es conocido como «la perla de Austria». Sus depósitos de sal locales, han marcado su historia durante siglos, ya que sus minas, son las minas de sal más antiguas del mundo. Se hizo famoso a principios del siglo XIX, cuando fue descubierto por escritores y artistas que quedaron impresionados por sus paisajes de cuento. En el año 1997 fue declarado Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, y además se dice que la ciudad ficticia de Frozen (Arandelle), está inspirada en dicho pueblo. Desde el 2011, hay una réplica de Hallstatt en la provincia china de Guadong, construida por un empresario chino, que ha provocado que una gran parte del turismo provenga de este país.

En los últimos años el turismo se ha disparado sin control, llegando a ser muy incómodo para la población autóctona. El pueblo tiene 778 habitantes y recibe 10.000 visitantes diarios. Ya hace mucho tiempo que se ha sobrepasado la capacidad de carga en el lugar. De hecho, supera seis veces el número de turistas per capita que recibe Venecia. Hallstatt recibe más de un millón de turistas al año, según datos de 2019. Además de la saturación, otro de los problemas es que la mayoría de los turistas, tras llegar en cruceros y autobuses, solo están unas horas en el pueblo, dan un pequeño paseo, se sacan una foto y se van. Por lo tanto, no gastan dinero en los negocios ni en productos locales, no pernoctan ni visitan el Museo de la ciudad, que posee una gran colección de piezas de la Edad del Bronce, produciéndose así un considerado efecto leakage.

Antes era un pueblo tranquilo, hoy en día es un parque temático abarrotado de gente a todas horas, lo cual produce gran malestar en los residentes. Aparte de la gran cantidad de basura y deterioro que van dejando a su paso, se quejan del poco civismo y de los malos modos de los turistas, que tanto vuelan drones, como entran en las casas de los vecinos para ir al baño sis pedirles permiso. Según el daily mail, el dueño de un café relató: «Mi madre se despertó un día y se encontró con unos turistas chinos en su habitación».

Otra consecuencia negativa de la masificación es el aumento de los precios o inflación, de lo que se queja también la población autóctona, la cual intenta escapar de las hordas turísticas. Es por esto que  el mercado semanal de la ciudad, ha tenido que trasladarse a las afueras del pueblo, y es por ello, que Hallstatt corre peligro de acabar perdiendo su identidad cultural.

El impacto del turismo en las Baleares destruye la Posidonia

La Posidonia oceánica es una planta angiosperma, adaptada a la vida submarina, fundamental para la preservación de los ecosistemas del Mar Mediterráneo. En Baleares se encuentra el 50 % de la Posidonia que hay en las costas españolas.

Actualmente las praderas de Posidonia están retrocediendo en todo el Mediterráneo debido al auge del turismo masivo. Los principales factores que amenazan las praderas de Posidonia oceánica son: la contaminación de aguas costeras, el anclaje masivo de embarcaciones, la generación de playas artificiales, la pesca destructiva, el tráfico marítimo, las obras marítimas y la destrucción del litoral.

Las praderas de Posidonia oceánica, declaradas Patrimonio de la Humanidad,  son la principal comunidad del litoral mediterráneo de esta especie debido a sus altos niveles de productividad, elevada biodiversidad e importancia en la protección y estabilidad de la línea de costa. Ofrece alimento o cobijo a unas 400 especies vegetales y a varios miles de especies animales. Se estima que un sólo metro cuadrado de Posidonia puede llegar a producir unos 10 litros de oxígeno por día.

El Govern balear ha aprobado un decreto de conservación para proteger los 650 kilómetros cuadrados de Posidonia marina que hay en aguas de Baleares.

Sin embargo las leyes está demostrando no ser suficientes para la supervivencia y protección de este preciado hábitat. Las praderas siguen retrocediendo y con ellas desaparece todo un ecosistema complejo y delicado.

El turismo de yates, la contaminación provocada por las grandes concentraciones hoteleras en zonas de playa, el tráfico marítimo, etc. reciben mayor consideración y protección que las praderas de posidonia en las islas del Mediterraneo.

«El fondeo sobre posidonia estará prohibido nítidamente. La única manera de que un barco fondee legalmente será en un campo de boyas de bajo impacto Y no en todos los sitios podrá haber uno», advierte Mir.

La pérdida de estos ecosistemas capaces de recoger CO2 de la atmósfera y modificar la acidez del agua, puede empeorar el problema del calentamiento global. Su desaparición, generaría una fuente de CO2 donde ahora hay una fuente de oxígeno.

Las Vegas : Oasis artificial en pleno desierto de Mojave

Las Vegas, antiguo avituallamiento en el desierto de Mojave, en el Estado de Nevada (EEUU), constituido como un ayuntamiento propio en 1911, se hizo con su fama mundial en los años treinta gracias a la autorización del juego y la reducción de residencia en casos de divorcio en seis semanas. En los años cuarenta, se construyeron los primeros grandes hoteles con casinos en el interior y desde entonces la ciudad no ha dejado de crecer.

El 90% del agua de Las Vegas proviene del lago Mead. Alimentado por el río Colorado se trata de un lago artificial situado a 48 km al sureste de las Vegas cuya presa se construyó en los años 30 para suministrar agua a siete estados del suroeste estadounidense. Debido a la sequía, el nivel del agua del lago ha descendido de 40 metros desde el año 2000.

Si bien desde entonces, se han tomado medidas con respecto a la gestión del agua en Las Vegas, sigue siendo un peligro importante para el futuro de dicha ciudad. Hoy en día es el primer destino turístico del país y representa el 70% de la economía del estado de Nevada. «Por este interés económico nada puede frenar dicho crecimiento»  según explica Patricia Mulroy, jefa del Distrito del agua del Valle de Las Vegas «ni siquiera el agua, un recurso limitado que alimenta las numerosas piscinas y fuentes y sin el cual Las Vegas perdería parte de su atractivo.

Sabiendo que cada vez hay menos y que no se concibe la falta de agua en la metrópolis, una de las soluciones planteadas es la instalación de infraestructuras para ir a tomar el agua a un punto más profundo en el lago Mead o construir un acueducto desde la capa freática de Nevada a 420 km de Las Vegas. Esto último podría suponer un gran riesgo para el ecosistema local, ya que es agua necesaria para la flora y la fauna salvaje del valle.

Aunque en su día para Las Vegas no había límites ni reglas en cuanto a abastecimiento de agua, actualmente no son los complejos turísticos en sí los más consumidores ya que reciben solo el 3% del agua del lago, según el acuerdo con los otros estados. Respetan las políticas de restricción de agua: cuentan con un sistema de reciclaje de agua para las fuentes, se ha erradicado el césped de los jardines y de las avenidas y se han aumentado las tarifas del agua para los que consumen mucha agua. Son entonces los propios residentes y los turistas los consumidores principales. El problema es que el crecimiento turístico implica un aumento de estructuras turísticas y de empleados, es decir, más residentes y más turistas para una cantidad de agua equivalente o incluso menor.

Sobrecarga en el Parque Natural de las Islas Atlánticas

El Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia está compuesto por los Archipiélagos de Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada y las aguas de su entorno. Fue declarado Parque Nacional en el año 2002, con la finalidad de proteger los ecosistemas ligados a zonas costeras y a la plataforma continental. El parque presenta una extraordinaria biodiversidad, con gran variedad de ecosistemas, entre los que destacan, los acantilados, las playas y sistemas dunares, y fondos marinos.

Las islas mas importantes y turísticas de este Parque natural son las Islas Cíes, un idílico paisaje de arenales vírgenes en la boca de la ría de Vigo. En el verano de 2017  cuatro de las navieras que viajan a las islas sobrepasaron los limites de carga establecidos en diferentes dias del mes de agosto, causando el caos entre los turistas y poniendo en riesgo el especial y delicado ecosistema de las islas. Las navieras aprovecharon la afluencia masiva de turistas para vender muchos más billetes de los permitidos. Hasta que fueron denunciadas y sancionadas por la Xunta.

En las Islas Cies el cupo diario es de 2.000 visitantes para el transporte regular, otras 200 personas en visitas organizadas y 800 para ocupar instalaciones del camping, detectándose que con la venta irregular de billetes el número de viajeros excedió en 4.000 personas el límite fijado

En 2018 la entidad ecologista Verdegaia alertó de que varias navieras estaban desviando pasajeros desde las islas Cíes a las Isla de Ons para evitar superar allí el límite legal, y que por tanto se estaba volviendo a incumplir la normativa y superando el limite de carga, en este caso saturando la Isla de Ons.

Gran parte del problema de esta reserva medioambiental protegida radica en la falta de aprobación del Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Nacional, un documento esencial para el correcto funcionamiento y protección de este espacio, que sirve, entre otras cosas, para fijar los límites a la explotación de recursos turísticos y pesqueros. que permanece congelado desde el año 2011.

 

Deterioro ambiental en las Dunas de Maspalomas

El desarrollo urbano de Maspalomas es el resultado de una sucesión de proyectos y planes urbanísticos iniciados en 1961, con el concurso de ideas que promueve la empresa Maspalomas Costa Canaria para desarrollar el turismo en el sur de la isla de Gran Canaria. Ahora bien, entre lo planificado y lo ejecutado posteriormente hay notables diferencias. Es evidente que los criterios ambientales no fueron los que guiaron las diferentes actuaciones que se fueron sucediendo, debido que el resultado final es que las edificaciones han cerrado literalmente el ecosistema dunar, modificando diferentes partes.

Si seguimos un orden cronológico en primer lugar desde los años 60 se percibe que los aportes sedimentarios experimentan un déficit progresivo, que afecta prácticamente a todo el campo de dunas. Al mismo tiempo, la construcción de la terraza del Inglés  es sin duda alguna uno de los cambios más significativos, ya que origina variaciones en la dinámica sedimentaria eólica.  A estos dos aspectos hay que sumarle la modificación que  experimenta el entorno  de la desembocadura del barranco de Maspalomas, especialmente la laguna litoral y el palmeral; así como en su área más próxima donde se instala un campo de golf y una urbanización. En la última década, tras la urbanización de Meloneras las dunas quedarían  definitivamente cerrada por edificaciones.

Las construcciones de los diferentes complejos hoteleros y de infraestructuras turísticas alrededor de las dunas no han sido los únicos causantes de este deterioro ambiental, ya que hay que sumarles aspectos como la ocupación de las playas por distintos equipamientos (kioskos, hamacas y sombrillas) los cuales interceptan los sedimentos y generan formas de deflación y acumulación, como pasillos de sombra eólica. También hay que destacar, el tránsito y permanencia de visitantes en el interior del campo de dunas, el cual provoca transformaciones ecológicas  derivadas de las actividades que realizan los usuarios en el campo de dunas, y que inciden fundamentalmente en la alteración de la flora y de la fauna, suponen acciones como la micción reiterada sobre las plantas, llegando en algunos casos a provocar la muerte de ejemplares, especialmente de balancones (Arbusto que ejerce un papel ecológico fundamental, ya que contribuye a la formación de las dunas embrionarias. Asimismo proteje el litoral de la erosión marina), la tala de especies protegidas,  el abandono de basuras o traslado de semillas de especies invasoras, como las de Neurada procumbens.

Actualmente, existe un proyecto para la recuperación de arena denominado Masdunas, el cual ha comenzado a realizarse en el mes de Octubre de 2018.

EL PROBLEMA DE LOS PLÁSTICOS EN LAS ISLAS MALDIVAS

Las islas Maldivas son un paraíso natural por sus playas de color turquesa y arena blanca, y por sus arrecifes de coral, y por eso son visitadas cada año por un millón de turistas. Se estima que cada turista genera al día unos 7kg de plásticos, que unido a la producción de la población residente en las islas (unas 400.000 personas), hace que el plástico se haya convertido en un problema en la gestión de estos residuos.

En 1991 se pensó, por parte del gobierno de Maldivas, que la mejor solución para gestionar estos plásticos era la creación de una isla donde poder depositar y tratar estos residuos. Así, lo que era una la isla de aguas prístinas, la isla de Thilafushi se fue convirtiendo en lo que es ahora, una isla artificial creada por la acumulación de plásticos a la que llegan al día más de 330 toneladas de residuos, con altos niveles de contaminación tanto de su atmósfera como de sus aguas.

Muchos de estos residuos se incineran (a un ritmo menor que en el que se depositan), emitiendo a la atmósfera una gran cantidad de CO2 y de sustancias contaminantes. Además, la lenta degradación de los plásticos afecta de manera significativa tanto a la vida marina como a la contaminación de los arrecifes de coral y fondos oceánicos.

Aunque desde hace algunos años, parte de los residuos son llevados a la India para su tratamiento, el problema de la generación y tratamiento de los plásticos no está ni mucho menos resuelto, y requiere de la aplicación de soluciones, tanto desde el punto de vista de la generación de residuos, como desde el punto de vista del tratamiento de los mismos.

El Turismo de Elefantes en Tailandia

Desde hace aproximadamente una década, el turismo en Tailandia crece a gran velocidad. El país cuenta con grandes atractivos turísticos ofrece generalmente servicios y paquetes vacacionales a un bajo coste a la vez que se ha visto acompañado de cierta controversia en relación a la falta de ética en numerosos aspectos como el turismo sexual, la desculturización de las comunidades o el uso de animales como atractivo turístico, concretamente de los elefantes.

Según un estudio de la ONG World Animal Protection (WAP), más de 3.000 elefantes son utilizados en Asia como entretenimiento turístico, concentrándose más de la mitad de ellos en Tailandia. Al norte del país, en Chiang Mai, es habitual encontrar ofertas como paseos en elefante, entradas a campamentos donde se realizan shows de acrobacias, pintan, o juegan al fútbol, tras previas prácticas para domesticarlos como la separación de sus madres cuando son crías o duros entrenamientos para conseguir los resultados deseados, además de las malas condiciones en las que se encuentran algunos.

El boom turístico experimentado en el país ha contribuido a que este fenómeno se consolide y haya un gran porcentaje de campamentos que ofrezcan estas atracciones. Generalmente, los turistas, o bien no conocen la realidad de estas prácticas, o no quieren ser conscientes de lo que suponen estos espacios donde los animales hacen espectáculos para su diversión. Es un hecho que este tipo de actividad es un negocio y que genera notables ingresos (según la WAP el 40% de los viajeros en Tailandia montó en elefante o planeó hacerlo en el año 2016). No obstante, las condiciones en las que se encuentran en muchos casos no son favorables y, además supone un abuso y maltrato animal para satisfacer los deseos de los turistas.

Se observa como tiene mayor relevancia el desarrollo económico frente al cuidado de la naturaleza o de los animales, sin encontrar un equilibrio sostenible.

En el lado positivo, también existen campamentos en los que el visitante puede disfrutar de estos animales sin participar en este tipo de actividades, como es el Elephant Nature Park.

Isla de Skye y el problema de no planificar el turismo

La isla de Skye se considera uno de los lugares más bellos de Reino Unido, pero en los últimos años ha surgido un problema relacionado con el elevado número de turistas que desean visitar la isla, especialmente en temporada alta (junio, julio y agosto).

Se trata de una pequeña isla en la costa oeste de Escocia, de tan sólo 10.000 habitantes, de los que un tercio hablan la lengua propia de Escocia, el gaélico aunque lamentablemente el idioma se está perdiendo y se considera que el excesivo turismo en la isla está contribuyendo a ello.

Es complicado medir la cantidad de turistas que han entrado a la isla, ya que en las estadísticas oficiales del organismo oficial de turismo en Escocia (VisitScotland), la isla se engloba dentro del condado de «Highlands» y por lo tanto, no existen estadísticas públicas especificas. Sin embargo, el malestar que está causando el turismo en la población de la isla podría dedudirse de las declaraciones de los locales en los medios.

Los motivos que llevan al descontento de los locales son, fundamentalmente, los siguientes:

1.Falta de planificación.

2. Inexistencia de estudios sobre la capacidad de carga de la isla.

3. Carreteras destrozadas por el aumento desmesurado de turistas en coches de alquiler o autobuses turísticos que circulan por carreteras no preparadas para soportar ese peso.

4. Turistas en coches de alquiler que provocan situaciones de caos por diversos motivos:

  • al aparcar en ensanchamientos preparados para permitir que fluya el tráfico en carreteras estrechas.
  • Turistas en coches de alquiler que circular en sentido contrario al despistarse, o que vuelcan los coches al intentar circular por carreteras estrechas.
  • Turistas que orinan y dejan sus desechos en cualquier parte de la isla, empujados por la falta de baños públicos y que a su vez se deriva del descontrol y la nula planificación turística.

5. Aumento de basura en las carreteras, pueblos y zonas naturales de la isla

6. Zonas naturales con un alto valor ecológico y paisajístico se están inundando de turistas poco respetuosos con el entorno (llevarse piedras de recuerdo, mover piedras para formar pilas, arrancar la flora, molestar a la fauna de la isla para sacar la foto perfecta…).

Los arrecifes de Mahahual en peligro

En 2015, en la revista Marine Ecology, se hizo un estudio de los cambios entre 2000 y 2006 en los arrecifes coralinos de Mahahual, Quintana Roo. Se demostró que el Caribe mexicano poseía hasta un 70% de macroalgas en relación a otras barreras de arrecife que no llegan al 40%. También se observó el declive de la población de especies de peces asociados a los corales debido a la construcción de un muelle para cruceros turísticos que hizo que se talara manglar y redujera la cobertura de corales, degradando el arrecife para obtener arena y crear una playa,  una zona urbana y hoteles.

El proyecto, con la intención de convertir Mahahual en un sitio turístico, ha hecho que la zona pasase de contar con 3 hoteles en el año 2000 a 31 en 2006, además de restaurantes y zonas urbanas para atender a los turistas.

El cambio del uso del suelo para crear infraestructura turística hizo que más de 85 hectáreas de vegetación costera se perdieran, así como 43 hectáreas de coral y 40 especies de peces asociados. El pez león, una especie invasora e introducida al hábitat por el ser humano, ocasionó la desaparición de 20 de estas especies de peces.

En Mahahual se encontraba hasta hace poco una de las barreras de arrecifes coralinos más grandes y mejor conservadas del Caribe mexicano. Pero se está produciendo un cambio de fase coral-algas en el arrecife que está fomentando un incremento de las macroalgas que sobrecrecen en la cobertura de los corales interfiriendo en su crecimiento y fecundidad, y a veces ocasionando incluso su muerte.

Esto es consecuencia de la llegada al mar de nutrientes, desechos arrojados por cañerías y un ineficiente sistema de drenaje, un efecto asociado al desarrollo inmobiliario.

Aparte de esto, hay que señalar  que se sufre una acumulación de desechos mundiales de plástico, vidrio, metal y materiales no biodegradables que rompen el equilibrio ecológico marino y terrestre poniendo en riesgo y peligro de extinción la flora y fauna.

Ya en abril de 2016, unos bañistas encontraron un pedazo de metal en las playas de Mahahual, que parecía tratarse de material satélite o de un avión (vídeo).